15 de julio de 2011

Cortesanas y eruditas en Venecia (I)



Para nadie es desconocido el hecho de que a lo largo de muchos siglos, las mujeres han sido sometidas a una absoluta ignorancia. Los hombres, temerosos de que las mujeres adquirieran conocimiento, se esforzaron durante milenos porque las mujeres no accediera ni a una educación básica. La mujer tenía una única función "útil": proporcionar hijos. Sin embargo, como todo en la historia -por suerte-, hubo numerosas excepciones y nuestras páginas están llenas de mujeres que destacaron por su erudición y por "salirse de lo normal". Entre ellas nos encontramos a un grupo de mujeres llamadas cortesanas, una especie de prostitutas de lujo, que en Venecia alcanzaron mucho éxito, no sólo como amantes sino también como mujeres eruditas que participaban en los círculos intelectuales de su época.
Estas cortesanas, en su mayoría poetisas, formaban parte de un grupo peculiar de mujeres de libres y de intensa y original creación lírica. Fue en el siglo XVI cuando surgieron por toda Italia estas "cortigiane oneste". Poseían un gran poder de seducción basado en sus ricas personalidades, formaban parte de los círculos sociales de muchos de los hombres más importantes de la época, nobles, artistas, literatos, pensadores, entre los que a menudo eran significativamente llamada "compagnesse", compañeras, pues ellas acompañaban a aquellos hombres en numerosos aspectos de sus vidas que ellos no hubieran podido compartir con las virtuosas, aburridas e incultas esposas.
Entre ese grupo de mujeres nos encontramos con Barbara Strozzi o Barbara Valle. Nació en Venecia en 1617 y era hija adoptiva o natural -no se sabe con exactitud- del poeta Guilio Strozzi. Estaba muy dotada para la música y fue autora de piezas vocales de altísimo nivel. A pesar de su don, Barbara se negó siempre a parecer ante el público. Cuando comenzó su carrera, a los quince años, los hizo en su propia casa, ante los miembros de la Academia degli Unisoni que había fundado su padre. La presencia de la joven entre semejantes hombres, hizo correr en seguida venenosos sumores sobre su vida sexual. Pronto se le aplicó el calificativo de cortesana. Strozzi, muy afectada por los rumores, respondió a los insultos renunciando a una posible vida pública, negándose a compadecer en ningún escenario y limitándose a dar a conocer su importante obra musical a través de la imprenta.

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