17 de abril de 2011

Maria Antonieta


Ando estos días enfrascada en la lectura de la biografía de María Antonieta de Stefan Zweig, un escritor austríaco de principios del siglo XX que escribió otras biografías: María Estuardo, Erasmo de Rotterdam, etc. Ciertamente he de confesar que no sabía mucho de la biografía de este personaje histórico, tan importante en la Historia de Francia, con excepción de los tópicos siempre oídos como la mítica frase de "Que le den pasteles". Obviamente conozco todo el proceso de la Revolución Francesa, pero nunca me había dado por leer nada sobre este personaje hasta que echando un vistazo por la biblioteca me topé con esta obra.


Lo primero que me llamó la atención de esta biografía es la redacción en sí misma. Más que un trabajo histórico parecía como un relato, un relato en que la protagonista es un personaje real y su historia es tan cierta como la vida misma. Muy pocas fechas, muy pocas referencias al contexto histórico en sí, pero mucha información sobre la persona, sus posibles sentimientos, su carácter, su tardía madurez. Una biografía amena que te acerca al persona y lo convierte en atractivo. No sigue una cronología directa, no va de fecha en fecha, aunque siga una linea temporal. Es una biografía cercana para al lector que no esté interesado en la Historia pero sí en el personaje. Lo segundo que más me llamó la atención fue la ausencia total de bibliografía y la carencia de notas a pie de página, sin embargo, la persona que está acostumbrada a leer historia se dará cuenta que el autor ha realizado una gran obra de investigación ya que cita referencias textuales, únicamente conocidas si se ha hecho una buena labor de investigación, asimismo, muestra que ha leído obras sobre la Historia de Francia y del personaje en sí. Es sin duda una buena biografía sin ser excelente, ya que te permite un primer acercamiento al personaje y te invita a leer otras posibles biografías con una mejor elaboración. Por otro lado, Stefan Zweig humaniza al personaje ya desde un principio ya que la Introducción de la biografía el autor muestra su opinión hacia este personaje y capta la atención del lector explicando que María Antonieta, al igual que muchos otros personajes fruto del contexto en el que viven, ha sido una figura demonizada pero también alabada en función de la conveniencia. Asimismo, el autor pone en bandeja la idea de que hubiera sido una gran reina si en lugar de haberse dedicado a caprichos hubiera usado su gran capacidad para reinar. Madurez que sólo demuestra al final de su reinado. El autor deja entrever algo de decepción y que a mí, por ejemplo, me ha transmitido.


Animada por la lectura de este libro decidí desempolvar la película de María Antonieta dirigida por Sofía Coppola, una película que, como su protagonista, ha sido criticada y alabada por igual. Es una película que carece totalmente de hechos históricos y se centra únicamente de mostrar a María Antonieta antes de la llegada de la Revolución. Su vida en la Corte de Versalles, los problemas de cama con su marido, los caprichos, los excesos, la soledad y la infelicidad, y pasa de largo cuestiones que son realmente importantes para entender la caída de la reina como el "Asunto del collar". En su día no me gustó esta película, hoy vista con otros ojos no puedo condenarla aunque tampoco puedo redimirla. Sí es cierto que muestra una manera diferente de hacer un biopic y que resulta realmente entretenida. Personalmente pienso que termina en la mejor parte de la vida de la reina ya que hubiera sido interesante continuarlo durante la Revolución hasta su muerte. Pero la película no deja indiferente y en cierta manera se ajusta bastante bien a lo que fue la vida de esta mujer.


Como conclusión he de admitir que María Antonieta es un personaje que me ha defraudado, pienso que perdió la oportunidad de ser una gran reina y de ser recordada como una de las mejores reinas de Francia simplemente por dejarse llevar por sus caprichos y frivolidades, ciertamente no la condeno, pero tampoco la admiro. Llegué incluso a compararla con Elizabeth (Sisí)de Austria-Hungría, pero me temo que no hay punto de comparación.

1 de abril de 2011

En la corte no queremos gordos.


Estudiar el mundo de los monstruos me permite acceder a una serie de anécdotas que me parecerían del todo increíbles si no fueran porque están recogidos en libros y memorias que permiten darle credibilidad. Fernando Bouza explica en Locos, enanos y hombres de placer, que la gordura no estaba para nada bien vista en la corte castellana y que el miedo a la gordura hacía que algunos cortesanos hicieran dietas de las más absurdas y cometieran verdaderas estupideces. Uno de estos cortesanos era Don Luis de Zapata quien es sus Misceláneas muestra el total desprecio que sentía por los gordos:


"Todos los extremos son viciosos; mas el más temeroso y abominable es el de la gordura: es grandísima fealdad que a la más hermosa mujer afea, y al más gentil varón le desfigura. Los gordos se hacen terrero de graciosos y fisgantes, y son moldes de dichos, de motes y de apodaduras; imposibilitanse para andar en sus pies, y no hay caballo que los sufra ni lleve, y han menester un ingenio para los poner á caballo y descenderlos..."


Don Luis de Zapata continúa su monólogo poniendo a los gordos de punta en blanco, poniéndolos prácticamente como inútiles que no servían para nada más que para comer. Obviamente, después de soltar todos estos improperios no podía permitirse el lujo de engordar ni un gramo, así que el mismo se autoimpuso una dieta, y es la que sigue:


"No cené en más de diez años, sino comía al día una sola vez, nunca bebí antes ni después vino, con lo que se engorda mucho, no comí en grandísimo tiempo cocido, anduve algún tiempo vendado el cuerpo, dormí algunas noches con grebas (un tipo de armadura para las piernas) para enflaquecer las piernas, vestía y calzaba tan justos, que era menester descoserme las calzas a la noche para quitármelas y cuando había sarao y danzar con las damas a la noche en palacio, porque la cama enflaquece las piernas, me acaeció muchas veces para las llevar delgadas, estarme en la cama todo el día, con lo que al fin salió, gracias a Dios, con mi intento, ni yo llegara hoy a sesenta y seis años con salud, si la templanza no fuera en mi ayuda y remedio"


El testimonio de Don Luis prueba que eso de la metrosexualidad no es algo del siglo XXI sino que es algo que ya se venía practicando ya desde hace muchos siglos...




Como nota curiosa cabe decir que los reyes no tendrían muy en cuenta ese detalle, al menos por lo que se puede ver por el retrato de Enrique VIII o por María Manuela de Portugal, primera esposa de Felipe II, la cual, al parecer, estaba bastante metidita en carnes.