23 de marzo de 2011

Monstruos en el Nuevo Mundo: Amazonas, Gigantes y acéfalos.


1. Amazonas.

El mito de las Amazonas parece ser un mito que provino directamente de la Antigüedad a América sin que haya despertado el mayor interés en la Edad Media, quizás porque caercía de interpretación bíblica.

El 16 de Noviembre de 1493 Cristóbal Colón se hace eco de una noticia que le proporciona los indios: la existencia de una isla poblada de mujeres sin hombres, la cual el Almirante estaba muy interesado en ver para poder llevar alguna de esas mujeres al rey. Asimismo, Pedro Mártir de Anglería hablaría de ellas en diversas décadas de su obra. En sus descripciones se observa el respeto por el mito clásico y las describe de igual modo que lo hacían los auctoritas:

“Piensan algunos que viven al estilo de las amazonas. Los que la examinan mejor, juzgan que son doncellas cenobitas que gustan del retiro […]. En ciertos tiempos del año pasan hombre a la isla de ellas, no para usos maritales, sino movidos por compasión, para arreglarles los campos y huertos […]. Mas es fama que hay otras islas habitadas por mujeres, pero violadas, que desde pequeñas les cortan un pecho para que más ágilmente puedan manejar el arco y las flechas, y que pasan allá hombres para unirse con ellas, y que no conservan los varones que les nacen"

La iconografía de las Amazonas se hizo muy popular en América hasta el punto de que terminaría convirtiéndose en una alegoría de todo el continente. Seríanrepresentadas con todos los atributos con que más tarde sería representada “América”.La “americanidad” está expresada por el arco y el carcaj con la que va armada. Pasado el siglo XVI, por tanto, su imagen se difundiría para dejar paso o para transformarse en la alegoría de la América.

2. Los gigantes.

Fue Fernández de Oviedo el cronista que más información proporcionó de los gigantes o Patagones. En los capítulos VII y VIII del libro XX de su "Historia General y Natural de las Indias", Oviedo recoge la historia de un clérigo llamado Juan de Areyzaga quien se había encontrado con estos gigantes. Por ello da una descripción exacta de sus costumbres, jerarquía, etc. También Pedro Mártir de Anglería hablaría de los famosos patagones y afirmaba que él mismo llegó a tener en su casa un hueso de tales gigantes.

También el gigante fue portador de un sentido emblemático que los situaba siempre en el origen de las civilizaciones, asimismo representaban la barbarie, la desmesura y el primitivismos salvaje. Los gigantes eran seres que debían ser castigados pues personificaban la falta de civilización y es por ello que los conquistadores debían imponerle un nuevo orden moral y político. La civilización de los gigantes formó parte del discurso de legitimación de la conquista americana.



3. Acéfalos.



Los acéfalos eran una raza monstruosa caracterizada por su falta de cabeza. La identificación del continente asiático con el americano y la creencia de la cercanía del Nuevo Mundo con el Lejano Oriente facilitaron la creencia en América de una serie de monstruos heredados de la Antigüedad como el acéfalo.
De entre muchos de los relatos sobre los acéfalos, el más importante fue las memorias de Sir Walter Realeigh, del cual ya hemos hablado en este blog. Éste plasmó por escrito sus experencias en la expedición de búsqueda de "El Dorado", y fue en esos escritos donde hablaba de todas las leyendas que rodeaban el mito de la ciudad dorada entre ellas la existencia de una tribu llamada "ewaipanoma", que era una tribu de hombres cuya cabeza no estaba sobre los hombros, sino en el pecho. Su relato fue tan influyente que incluso Shapeskeare recogía a estos seres en su obra "Otelo".

En la iconología americana los acéfalos tendrían una gran vinculación con profecías apocalípticas y demoníacas.

18 de marzo de 2011

Monstruos en el Nuevo Mundo: Cinocéfalos y Sirenas.

1. Cinocéfalos.

Los hombres con cabeza canina fueron situados en el nuevo continente desde un primer momento. Cristóbal Colón fue el primero en describirlos en su famoso "Diario de a bordo". El 4 de Noviembre de 1492, el Almirante hacía la siguiente descripción de los susodichos seres:

"Entendió también que lejos de allí había hombres de un ojo y otros con hocicos de perros que comía los hombres, y que en tomando uno lo degollaban y le bebían la sangre y le cortaban su natura".


Al leer esto, sin duda, nos viene a la mente una especie de ser monóculo y caníbal. Debía ser bastante extraño lo que Colón vio para describirlo de esa manera, o bien, haber dejado ir su imaginación aunque siempre teniendo como base ideas anteriores de lecturas de obras como las de Mandeville o Marco Polo.




No sería ésta la única vez que el Almirante viera estos seres, el 26 de Noviembre volvería a verlos y deducía que debían de pertenecer al señorío del Gran Can. Al hacer esta deducción, Colón pretendía hacer ver que irremediablemente estaba en el reino del Gran Khan en Asia, por lo que ésos "cani" (perro en latín) debían de ser sirvientes o habitantes de dicho reino.

Desde el propio continente europeo también se recogían historias de cinocéfalos americanos, el propio Licóstenes recogería en el apéndice de su obra que en el continente americano habitaba un linaje de hombres con cabeza de perro.

2. Sirenas


Las sirenas, entendidas como nereidas y no como la mitología griega la describía, también fueron un mito que estuvo presente en el continente americano. El 9 de enero de 1493, Colón recogía lo siguiente en su famoso "Diario de a bordo":

“El día pasado, cuando el Almirante iba al Rio de Oro, dijo que vido tres sirenas que salieron bien alto del mar, pero no eran tan hermosas como las pintan, que en alguna manera tenían forma de hombre en la cara. Dijo que otras veces vido algunas en Guinea en la costa de Manegueta” .

Sin embargo, no siempre era oro todo lo que relucía y es posible que Colón no viera a verdaderas sirenas sino a los manatíes, peces que morfológicamente tenían cierto parecido con el ser humano y que luego fueron recogidos por cronistas como López de Gomara como peces y no sirenas.

A pesar de todo, las historias de sirenas no dejaron de circular y los cronistas no dudaban en incluir estas historias en sus obras. Fernández de Oviedo recogía los testimonios de marinos que afirmaban haber visto sirenas, como el de Alonso de Santa Cruz. Así como las historias de otros dos marino que contaron cómo paseando por la playa se encontraron con estos seres los cuales salieron espantados al ver los perros que los conquistadores llevaban, e incluso cuentan cómo mataron a uno con palazos.

Otro autor que también se hizo eco de la presencia de sirenas en el Nuevo Mundo fue Pedro Mártir de Anglería. Aunque este último se mostró bastante escéptico a la hora de creer en esas fantasías.

15 de marzo de 2011

Los Monstruos en el Nuevo Mundo: Introducción.


El descubrimiento de América no solo revolucionó la economía europea, sino que supuso una apertura social, cultural y natural como nunca antes se había producido, pues al fin y al cabo supuso entrar en contacto con un continente totalmente nuevo. El mundo Oriental, aunque también desconocido en su mayoría, había sido más accesible para el circulo erudito medieval y también moderno, libros como los de Marco Polo o Mandeville así como los de Ctesias de Nido,Plinio, Estrabón, etc. habían permitido conocer ese gran continente que se situaba en la zona oriental. Está claro que gran parte del conocimiento tenía una base fantástica plagada de seres monstruosos como cinocéfalos, amazonas, seres con orejas tan grandes que les proporcionaba sombra, esciápodos, árboles que como frutos daban corderos (cordero vegetal) y que muchas de las historias Marco Polo eran frutos más de una grandiosa imaginación que una descripción realista, y qué decir de Mandeville, cuyo viaje ha sido puesto seriamente en duda. Pero a pesar de todo, el continente asiático era conocido, al menos se sabía que estaba ahí y que era realmente exótico (todo lo exótico que puede ser un continente lleno de fantasías occidentales).


Con el descubrimiento de América las fantasías fueron doblemente mayores, se produce lo que que algunos autores han calificado como "Renacimiento de lo Maravilloso" pues toda la fantasía oriental se trasladó a un contintente del que nada se sabía. Este "Renacimiento" rehabilitó los escritos de Plinio y Solino, ya que muchos de los cronistas tomaban a éstos como bases de sus escritos sobre el Nuevo Mundo. Aunque hay que decir que no todos compartían esta rehabilitación, para algunos cronistas, el descubrimiento del Nuevo Mundo demostraba cuan equivocados se hallaban estos escritores a la hora de hablar de monstruos pues a pesar de lo mucho que se había navegado en ningún lado se había hallado seres monstruosos tales como los cinocéfalos o las amazonas y así lo manifestaba Fernández Navarrete al decir lo siguiente: "¿Quien es el que creerá ya de aquí en adelante que hay monoszellos, spithameos (pigmeos) y otros semejantes que son más monstruosos que hombres que los antiguos escriptores nos dejaron escriptos que había, como veamos que los castellanos [...]habiendo dado una vuelta al universo orbe, nunca haya topado, visto ni podido saber ni menos oir en todo lo que han andandio que agora ni en tiempo alguno haya habido ni haya los semejantes hombres monstrusoso?"


Lo cierto es que, creyéndose o no creyéndose en monstruos, cronistas y conquistadores no dudaron incluir en sus crónicas o memorias seres realmente monstruosos simplemente para el deleite de lector, para dar un toque seductor a sus escritos y, sobre todo para los conquistadores, conseguir el interés del algún benefactor para seguir sus campañas de búsqueda de oro (como la búsqueda de El Dorado de Walter Raleigh) e incluso campañas que tenían como fin buscar a las propias amazonas. El mismo López de Gomara, que tanto criticaba el gasto de dinero en campañas absurdas como la búsqueda de Amazonas, no dudaba en añadir a estas mujeres en su obra "Historia General de las Indias" o en describir a los Patagones como seres enormes carente del habla y caníbales. Y aunque creía que todo esto eran fábulas e incluso frenos al objetivo del Imperio -la colonización- lo añadía simplemente para seducir al lector, complacer el gusto por lo exótico que muchos de los lectores poseían tal y como demuestra el interés que había en obras misceláneas donde se hablaban de monstruos y hechos maravillosos.


¿Cuáles eran las razas monstruosas más presentes en estas obras? Básicamente las que más presente estaban en las obras clásicas: Cinocéfalos (hombres con cabeza de perro), Amazonas, Gigantes, Sirenas (entendiéndose éstas como mitad pez y mitad humana), acéfalos, etc. Todos estos seres fueron descritos y localizados en determinados lugares del continente americano tal y como veremos en las próximas entradas.

10 de marzo de 2011

Felipe II, Manuel Fernández Álvarez.


Sin duda alguna, el año pasado nos dejó uno de los más grandes historiadores de nuestro país: Manuel Fernández Álvarez, al menos en lo que a Historia Moderna se refiere. Conocido, principalmente, por hacer biografia de los Austrias, destacando la de Carlos V "El césar y el hombre". He de decir que no he leído muchas cosas de él, pero su fama lo precede y cuando veo un libro de él no puedo evitar fijar la vista y comprarlo. Y eso mismo me pasó hace poco. Andaba rebuscando en una libreria de mi ciudad algun librillo que me tuviera entreteninda cuando encontré, en edición de bolsillo, lo que parecía ser una biografía de Felipe II escrita por Manuel Fernández Álvarez, editada de forma póstuma. Sin pensármelo dos veces me la compré. Sin embargo, he de admitir que su lectura ha sido algo decepcionante y no porque no sea interesante o porque no esté bien trabajada. Si hay algo que me gusta del trabajo del mencionado historiador es que se apoya constantemente en las fuentes, y prueba de ello es la cantidad de textos que incluye en sus trabajos, algo que ya había observado en una biografía sobre Isabel la Católica que él había escrito. La decepción vino porque el libro no era una biografía en sí, o al menos no me dio sensación de biografía. Dedicaba casi la mitad de la obra a hablar de Carlos V, y no se trataba de un trazado cronológico de Felipe II. Sin duda trata temas interesantes, como el ambiente femenino del reinado filipino, las cartas con sus hijas, un capítulo entero dedicado a su testamento, en fin, trata cuestiones que en otras biografías se pasan de largo, la de Geoffrey Parker. Pero también deja en el olvido cuestiones realmente importantes y eso es lo que me decepcionó, por ejemplo, apenas habla de Juan de Austria (apenas lo menciona dos veces) no trata la cuestión de la Armada Invencible, ni el oscuro asunto de Antonio Pérez (en lugar de ello habla de la Princesa de Eboli y no se moja mucho al tratar la cuestión de Escobedo), así como tampoco trata el terrible suceso de su hijo Carlos ni las revueltas moricas en Granada. Con lo cual es un libro que me ha dejado con un sabor agridulce y sin saber cómo calificarlo ya que me parece un trabajo incompleto, aún así recomiendo su lectura porque creo que Manuel Fernández Álvares tiene una forma muy amena de escribir historia, de manera muy cercana, a veces en tonos algo humorísticos, expresando sus propias opiniones y lo que puede ser un tostón (como una biografía) lo convierte en algo ameno de leer.


Les dejo la referencia del libro:


Fernández Álvarez, M: "Felipe II" Ed. Austral, Madrid, 2010