28 de enero de 2011

La Chanson de Rolan

Hoy, leyendo los blog que leo habitualmente -cine, historia, cotilleos...- en el blog de cine me he encontrado com una iformación muy interesante y es que hoy viernes, día de estrenos, llega a los cines -imagino que no en todos- un documental llamado "778-La Chanson de Roland", yo he visto el tráiler y tiene muy buena pinta, aquí os dejo un poco de información sobre el mismo y el documental para que vosotros mismos opinéis:


Dirección y guión: Olivier Van Der Zee. País: España. Año: 2010. Duración: 78 min. Género: Documental. Producción: María Vallejo, María Cabanas Urdanoz y Plácido Luis Sánchez. Música: Pascal Gaigne. Fotografía: Daniel Salas Alberola. Distribuidora: Barton Films

Sinopsis: Millones de personas por toda Europa han estudiado en la escuela secundaria La Chanson de Roland, que constituye una pieza esencial de nuestra herencia cultural común. Pero 1200 años después de las aventuras que allí se cuentan, ¿qué hubo de cierto? “778 – La Chanson de Roland” investiga sobre los hechos históricos que se relatan en el Cantar de Gesta, por medio de 4 ejes narrativos principales: El relato del guionista y director Olivier Van Der Zee, tras descubrir en el País Vasco una placa en homenaje a los soldados vascos que derrotaron al Emperador Carlomagno, contradiciendo lo que él aprendió de niño: que un ejército de 400.000 sarracenos aniquiló su retaguardia comandada por Roalnd; La recreación histórica de la Campaña del Ejército de Carlomagno del año 778 para la toma pacífica de Zaragoza, cuyos gobernantes habían solicitado su protección ante el Emirato de Córdoba, siguiendo a un soldado anónimo de la infantería carolingia; Las prospecciones arqueológicas en los lugares donde pudo producirse el ataque, tratando de encontrar evidencias que permitan determinar el escenario real de aquella emboscada conocida como Batalla de Roncesvalles. Los testimonio de expertos en Historia, Arqueología, Geografía local…




Yo no se ustedes pero a mí me parece muy interesante, y voy a desafiar a la famosa Ley Sinde y me la descargaré de internet.

25 de enero de 2011

El Coleccionismo Medieval

El interés por lo maravilloso motivó a reyes y a congregaciones religiosas a coleccionarlas. La posesión y el control de las maravillas naturales representaba la riqueza y el poder que su propietario tenía. Asimismo, la rareza de los objetos reflejaba la rareza del propietario en el sentido de nobleza e inteligencia.

Las colecciones medievales funcionaban como verdaderos repositorios de riqueza y poder, tanto mágico como simbólico. Éstas se situaban en lugares donde eran expuestas para servir como divertimento a sus propietarios.




Eran colecciones verdaderamente hetereogéneas pues en ellas no sólo se encontraban joyas. Sino también objetos maravillosos y exóticos como cuernos de unicornios o huevos de avestruz. Estos objetos procedían de reinos maravillosos, fundamentalmente de Asia y eran objetos raros, caros y con propiedades maravillosas. Eran objetos valorados no por razones filosóficas o cognitivas sino por su valor monetario. Suponían un verdadero repositorio de capital económico y espiritual.



Las colecciones medievales eran reservas de poder, no sólo en sentido simbólico sino también literal pues existía la creencia de que algunos objetos eran fuentes de poder, por ejemplo, se pensaba firmemente que el cuerno de unicornio era un antídoto infalible de venenos. Según las teoría de la época estos poderes mágicos tenían un origen natural. Asimismo, este poder no sólo era simbólico o mágico sino que tenía también una dimensión moral y religioso, pues los objetos contenidos en las colecciones servían también como objetos de meditación. Sin embargo, a pesar de su poder espiritual, no todo el mundo podía acceder a ellos. Principalmente, los clérigos de órdenes religiosas ricas y poseedores de colecciones eran los que tenían un mayor acceso a ellos, sin embargo, no dudaban en permitir el acceso de príncipes, prelados, nobles u otros benefactores de abadías. Sólo en festivales especiales, los tesoros eran exhibidos a la multitud. Sin embargo, estas exhibiciones públicas eran muy raras primero por el interés de conservación y segunda para preservar su rareza y su novedad, no hay que olvidad que eran estas cualidades la que atraían a la gente.





A partir de los siglos XIV y XV se aumentó y se diversificó el número y tipo de coleccionistas. No sólo los reyes y las ricas congregaciones religiosas se dedicaban al coleccionismo, sino que ellos se sumó la nobleza y miembros de la élite urbana -sobre todo en Italia, recuérdese a los Médicis-. Sin embargo, éstos no sólo coleccionaban reliquias sino también antigüedades, trabajos de artistas contemporáneos a ellos y objetos puramente naturales, objetos valorados porque sí y no por tener elementos preciosos o mágicos poderes, como por ejemplo corales o cáscaras de coco. Y es que ser propietario de objetos raros e inusuales servía para reforzar las jerarquías sociales, políticas y religiosas, eran objetos que simbolizaban el poder y la riqueza del dueño pues eran raros y caros, asimismo el poseerlos suponía el controlar su poder, así como disfrutar de una cierta intelectualidad, no todo el mundo sabía identificar una maravilla natural, y no todo el mundo sabía apreciarla o interpretarla.

No sólo las maravillas naturales era de interés sino también los objetos artificiales, aunque, en ocasiones, el límite entre ambas sea difuso. También es posible que se hallen ambas en una misma pieza. Las maravillas artificiales procedían igualmente de África o de Asia, lugares también fértiles en inventos humanos, de hecho se pensaba que Stonehenge había sido adquirido por un gigante de una cantera en África y posteriormente erigido en Irlanda, pero que el mago Merlín lo había traslado a Inglaterra.

Estas maravillas artificiales se componían, en general, de elementos mágico y exóticos y su elaboración requería de un conocimiento profundo de los poderes naturales. Era un trabajo similar el del joyero. Asimismo estar maravillas artificiales no eran objetos de uso cotidiano, sino que era un objetor relacionados con una élite social y militar bien para el entretenimiento, bien para un intento explícito de civilización.

Por tanto, estas colecciones eran realmente importantes. Los príncipes y reyes las usaban como representación de su poder y riqueza tanto a sus rivales como a sus aliados, asimismo, las usaban para impresionar a visitantes extranjeros ya fueran amigos o potenciales enemigios. Mirabilia equivalía a la liquidez y representaba la riqueza del príncipe.

Imágenes:

- Huevo de Avestruz.

- Catedral del Sevilla

Fuente:

Daston, L; Park, K: Wonders and the Order of Natura, 1150- 1750. Cap. 2.

22 de enero de 2011

El Discurso del Rey


"El Discurso del Rey" es una película que puede describirse de muchas maneras, puede ser una película de un hombre importante que debe superar su tartamudez, puede ser, también, una película de cómo Jorge VI llega al trono, es una película que, ciertamente, abarca varios campos. Yo la calificaría como una película que trata sobre la superación del Príncipe Alberto para llegar a ser el rey Jorge VI y esa superación consiste en aprender a hablar, pues como bien se dice en la película, los reyes dejan de ser una mano activa para ser meros actores que transmiten o intentan transmitir fuerza a través de sus palabras mediante un discurso, y ciertamente es así. Al rey Jorge VI le tocó reinar en un momento duro de la historia, la Segunda Guerra Mundial, donde las palabras de aliento por parte de la cabeza del estado eran más que necesarias.
Divertida, a veces, emocionante, otras, "El Discurso del Rey" acerca al espectador el esfuerzo del Príncipe Alberto por superar su tartamudez con la ayuda de un peculiar profesor: Lionel Logue. La relación entre ambos no será fácil y es lo que hace que la película sea entretenida, Lionel no tratará a su paciente como un superior, lo tratará como un igual y eso crea escenas divertidas. Sin embargo, Lionel no sólo le ayudará a supera su tartamudez sino que le enseñará que él puede ser un buen rey para una nación que está a punto de pasar por sus peores momentos. Hará ver al Príncipe Alberto que puede ser un gran rey Jorge VI y eso es lo más interesante de la película, porque toda la tartamudez, aunque históricamente sea algo real, para mí sólo es un simbolismo de los miedos que este príncipe tenía que superar para llegar a ser el rey que fue.
"El Discurso del Rey" es una gran película, no sólo por la historia real que cuenta y cómo lo cuenta, sino por la increíble calidad de la interpretación de los actores. Colin Firth hace un magnífico papel como el tartamudo Berti, Goeffrey Rush hace una divertida interpretación como Lione Logue, e incluso, Helena Bonham Carter destaca en su papel de mujer del príncipe Alberto. Cabría mencionar a Guy Pearce que hace de hermano y heredero al trono, al que renuncia por amor. También su interpretación es más que aceptable. La verdad no se puede esperar menos de una película británica. Los británicos saben cuidar la película históricas y generalmente siempre suelen hacer películas de calidad y ésta, personalmente, la recomiendo encarecidamente.

18 de enero de 2011

Cartas a Theo


Cuando estudiaba en el Instituto la asignatura de Historia del Arte, uno de los pintores que más me gustaron fue Vincent Van Gogh. Su pintura me transmitía una gran sensibilidad y su biografía hacía de él una persona muy interesante. Recuerdo como mi profesora recomendaba encarecidamente "Cartas a Theo", un libro que recopilaba la gran cantidad de cartas que Vincent envió a su hermano quien lo mantenía económicamente, debido a que sus cuadros no llegaban nunca a venderse (ironías de la vida que hoy día sean de los más apreciados y los más caros). Ya desde entonces, el libro me llamó poderosamente la atención ¿Qué mejor manera para acercarse a un personaje que leyendo sus propias palabras? Y durante años lo he estado buscando, y no sé si fue porque no busqué en los sitios adecuados o que no puse demasiado interés, pero lo cierto es que hasta hace pocos meses no lo encontré y cuando lo hice no lo pensé dos veces y lo compré.
Debido a varios motivos no he podido leerlo hasta ahora y he decir que después de leer sus cartas no puedo más que sentir pena por un hombre que durante toda su vida se esforzó duramente por sacar su pintura adelante y que nadie, ni siquiera Theo o Gaugin supieron apreciarla. "Cartas a Theo" nos permite ver a un hombre terriblemente sensible, con muchos altibajos, a veces con esperanzas a veces con depresión, a un hombre enamoradizo, amante de la lectura contemporánea de su tiempo pues le encantaba leer a Emile Zola, un hombre que amaba la pintura, no dudaba en recorrer museos y hablar de cuadros con su hermano, intercambiando gustos y opiniones. Entre los pintores más mencionados por Van Gogh encontramos a Rembrandt, Vermeer, Mullet, Manet, Rubens, etc. por todos ellos sentía pasión y deseaba imitarlos.
Es posible que "Cartas a Theo" sea pesado en algunos de sus pasajes, a Vincent le encantaba describir paisajes, cuadros y estudios que él mismo realizaba, la técnica de los colores, etc. pero aparte de eso, tiene muchas líneas donde podemos ver sus sentimientos, sobre todo las cartas finales escritas durante su reclusión en Saint Remy y las cercanas a su muerte, donde acepta ya su destino final. Un libro, por tanto, realmente recomendable para todos aquellos que se quieran acercar a esta figura que nos ha dejado grandes cuadros como "Los girasoles", "Terraza de café por la noche", "Noche estrellada", etc.

16 de enero de 2011

Manifiesto ignorado

Durante mis años en la carrera de Historia, e incluso después en el Máster, escuché en diversas ocasiones la importancia que el Patrimonio Histórico tiene para la cultura pues no sólo por su valor como algo antiguo conservado a lo largo de miles de años, sino porque, de forma simbólica, recuerda a la sociedad actual hechos pretéritos, mantienen fresca en la memoria de los hombres los acontecimientos históricos para que aprendieran de ellos. Las Pirámides Egipcias, el Taj Mahal, el Coliseo, el Teatro romano de Cádiz, desde lo más "mundial" (Coliseo, etc.) a lo más "local" (Columbarios de Cádiz). Todo resto pretérito debía ser conservado y por ello se esforzaron para promulgar leyes, tanto a nivel nacional como a nivel autonómico. Todo eso se nos fue transmitido como si de una regla de tres se tratara, de tal manera que nosotros, meros estudiantes, creíamos que utópicamente todo lo que apareciera se respetaría. Parece que eso no lo aprendieron los constructores que se hallaron con restos del Real Hospital de Segunda Aguada, restos que han sido arrasados antes de que cualquier protesta pudiera ser dicha o escuchada. Y es que el mismo día que salía en el Diario de Cádiz un manifiesto para la defensa de la conservasión de los mencionados restos, éstos fueron destruidos sin ningún cargo de conciencia y como si de simples piedras se trataran. Y, obviamente, esto no puede más que llamar la atención pues ahora que tanto bombo se está dando al dichoso Bicentenario de la Constitución de 1812, unos restos como los del mencionado hospital no podrían más que ser beneficioso. Ya que éste no fue un hospital cualquiera, sino que en él estuvieron muchos soldados que habían participado en la famosa batalla de Trafalgar, se acogió a multitud de gaditanos que padecieron fiebre amarilla a principios del siglo XIX, asimismo, atendió a multitud de heridos en la Guerra de Independencia. ¿Qué podía ser más rentable que un resto como los de este Hospital para un Bicentenario como el que se aproxima? ¿Qué puede tener más valor que la memoria Histórica de nuestra Tacita de Plata únicamente valorada, en ocasiones, por su Carnaval y la pasión futbolera? Pienso que nuestra ciudad debería ser valorada no sólo por lo que aparenta tener, sino por lo que en realidad tiene y lo que tiene es una rica Historia como pocas ciudades pueden presumir.
Casualmente, días después de que se anunciara, al menos días después en que yo recibiera información de que los restos habían sido destruidos, el PSOE salta a la palestra para defender la conservación de los restos. Ciertamente no hubiera estado mal que hubiera saltado un poco antes. Hoy es el profesor Alberto Ramos quien, a través del Diario de Cádiz, ha alzado su voz para denunciar la mencionada destrucción. Es una lástima que todas estas palabras no sean ni leídas ni escuchadas.
Por mi parte, no cabe más que preguntarme si toda esa teoría que se da en las aulas verdaderamente se lleva luego a la práctica, que todo eso de la conservación del Patrimonio Histórico, todas esas leyes, son luego cumplidas, o si se cumplen en algunos casos y en otros no, dependiendo de la rentabilidad. Estaba claro que para el Ayuntamiento de Cádiz era más rentable destruirlos que conservarlos. Se ha preferido eliminar una parte de nuestro pasado que conservarlo, por suerte no se puede hacer lo mismo con todo, y en nuestra memoria queda este acto que, como dice Alberto Ramos, "se ha realizado en Navidad y con alevosía".

14 de enero de 2011

El interés por lo maravilloso en la Edad Media


La Edad Media heredó, entre otras muchas cosas, de la Antigüedad Clásica un interés casi obsesivo por lo maravilloso. El concepto "maravilloso", tanto en la Edad Media como en la Antigüedad, es tan amplio que, en ocasiones, produce la sensación de ser una lista incoherente de cosas donde se incluyen plantas, minerales, animales, eventos históricos (como la muerte de Julio César), lugares exóticos, etc. que se extraían de multitud de fuentes: obras clásicas, Biblia, tradición oral, leyendas celtas o germánicas, etc. Obviamente, una de las principales características de lo maravilloso era su rareza. Algo maravilloso debía ser raro, es decir, debía salirse del curso normal de la vida, ya que si era algo frecuente perdía toda su esencia. Lo maravilloso era algo nuevo, inesperado, desconocido; un fenómeno raro, increíble porque se desconocía, podía ser algo común pero que desconcertaba (como el imán), algo inexplicable. Esto, en cierta manera, era algo muy relativo porque lo que era desconcertante e inexplicable para uno, podía ser totalmente conocido para otro.


Aparte de su rareza, lo maravilloso se caracterizaba por ser localizable en un lugar concreto. Podía estar situado en un continente concreto, o en un lugar topográfico determinado como una cueva o lago. Generalmente, los autores lo localizaban en los márgenes del mundo conocido, lugares que, por su novedad y variedad, eran propicios para producir maravillas. De ahí que los autores prefirieran lugares como Asia o África para hablar de maravillas.


El interés por lo maravilloso se iría incrementando durante toda la Edad Media por lo que que pronto surgirían enciclopedias, tratado topográficos, crónicas, etc. La mayoría de estas obras eran escritas por clérigos y en latín. Asimismo, a partir del siglo XIV, lo maravilloso fue haciendo acto de presencia en romances y, a partir del siglo XV, empiezan a traducirse los libros que estaban en latín en lengua vernácula, así como a escribirse directamente en ella. El interés fue tal que muchos libros cambiaron sus títulos para incluir la palabra "maravilla", así por ejemplo, la obra de Marco Polo que en su origen se llamaba Devisament dou Monde pasó a llamarse Liber Miliones de magnis mirabilibus mundi.


Obviamente, el hecho de que lo maravilloso llegara a Europa se debió a que, a partir del siglo XIII, muchos europeos empezaron a viajar a Asia. Éstos se dedicaron a escribir sus experiencias debido al gran apetito que había en Europa por leer cosas maravillosas. La verdad no podemos culparles por este interés, ya que era acercarse a un mundo desconocido desde la seguridad del hogar. Aún así, cabe decir que no todas las maravillas asiáticas eran vistas con buen ojo, había determinados aspectos que eran fuertemente rechazados como la idolatría o el canibalismo.


Pero ¿por qué ese interés por lo maravilloso? Algunos autores señales que tal interés se debió al miedo o a la ansiedad que tal producía en occidente. Esto no es totalmente cierto, pues si se había escrito tanto sobre las maravillas asiáticas se debió al interés por explorar y examinar los límites de la propia cultura. Lo maravilloso no era retratado como algo escandaloso o patológico, ni como un desafío a la moral europea, pues las maravillas asiáticas estaban tan lejos que no suponían peligro alguno, al contrario de lo que podía ocurrir con los judíos. Las maravillas de Asia eran aceptadas y vistas con benignidad precisamente por su lejanía. Sin embargo, a pesar de la seducción que se podía sentir por ellas, las maravillas nunca fueron vistas como una alternativa, el centro de la moral y el orden natural seguía estando en el oeste, es decir, en Europa.


A pesar de que la mayor parte de las obras fueran escritas por clérigos, ésta ofrecían un aspecto secular ya que tenían el objetivo de entretener, tanto dentro como fuera de los monasterios. Sin embargo, también hubo una segunda concepción de las maravillas: la de éstas como herramientas con fines religiosos. Muchos autores hicieron hincapié en mostrar lo maravilloso como una herramienta para dar lecciones de moralidad. En este sentido, cabría destacar la obra de San Agustín quien no dudaba en resaltar la omnipresencia de Dios en todos los aspectos de la naturaleza. En ocasiones, muchos autores tomaban listas de maravillas preexistentes para darles un sentido moral. Así bestiarios, herbolarios, etc. fueron comentados con el fin de añadir enseñanzas morales. En todas ellas se resaltaba la idea de San Agustín de que todo en la creación era maravilloso.


A la obra de San Agustín le siguieron enciclopedias realizadas en el siglo XIII realizadas por Thomas Cantimpré, Vincent de Beauvois, Bartholomeaus Anglicus. En ellas se incluían mensajes morales que servían para aquellos cuyo trabajo era transmitir el mensaje bíblico al resto del mundo. Éstas enciclopedias llegaron a tener un amplio círculo de lectores y, por ello, muchas de ellas fueron traducidas en lengua vernácula a lo largo del siglo XIV y XV, sobre todo, la de Thomas de Cantimpré y Bartholomeaus Anglicus.

Extraído de: Park, K. y Lorraine, D.: Wonder and the Order of Nature 1150-1750.