9 de mayo de 2009

La prostitución, un mal inevitable y necesario.

El estudio de la prostitución, tal y como comenta Rosa Mª Capel (autora a la que he recurrido para hacer esta entrada) es complejo, en primer lugar, por el tabú que hasta hace poco envolvía al tema provocando ausencia de fuentes documentales necesarias para sustentar el análisis, en segundo lugar porque el término de prostitución engloba hechos muy distintos y significado. Como prostitución puede entenderse la entrega de muchachas vírgenes a los templos hasta aquellas relaciones en las que se dan tres elementos: tráfico económico, entrega por dinero e indiferencia emocional de quien la ejerce. Incluso algunos autores considera prostitución a la relaciones extraconyugales permitidas en ciertos estratos extraconyugales. La tercera dificultad de estudio reside en la diversidad de matices y aspectos que comporta dicho tema. Esta entrada se sitúa en el contexto histórcico de los años de la monarquía restaurada, mitad del siglo XIX.
Las razones que llevan a la prostitución son varias, como bien dice la profesora Capel, la prostituta no nace, se hace. Uno de los motivos es esl psicológico: carencia de afectos paternos y deseo de alcanzar algo, como el matrimonio, pero por diversos motivos este "deseo" es imposible. Otra motivación es la de índole social: la incitación constante al lujo, el afán por emular a las integrantes de capas superiores, etc. Otro motivo puede ser el cultural: el analfabetismo será el denominador común de la inmensa mayoría de las prostitutas y el último motivo el económico: la escasez de los salarios femeninos, las "concesiones" que muchas mujeres se ven obligadas a hacer a sus jefes para mantener el empleo, las necesidades y la imposibilidad de satifascerlas de "forma decente",etc. Lo normal es que el conjunto de estos motivos lleven a la mujer a prostituirse. En el París del siglo XIX de cinco mil mujeres encuestadas, más de dos mil ochocientas confiesan haberse prostituido tras ser seducidas y abandonadas, mientras que mil doscientas cincuenta más lo hicieron ante la presión de las circunstancias. Tampoco hay que olvidar que serán los estratos inferiores de la clase trabajadora los que se verán obligados a someterse esa situación. Aunque, ejerciéndola de forma más o menos solapada, nos encontramos a un cierto número de integrantes de clase media qye en las tertulias de los cafés o en los paseos acuerdan citas clandestinas a realizar en casas amigas, con el fin de pagarse determinados lujos.
Relacionado con la prostitución nos hallamos con el tema de la trata de blancas. Éste nace al tiempo que los prostíbulos. Los que los dirigen buscaban a niñas de 13 a 16 años que andaban por las calles para convertirlas en nuevas pupilas. También se utilizaban algunos anuncios o agentes teatrales, chulos, pupileras, etc. En un principio el trata de blancas se limitaba al ámbito local y a la corrupción de menores, no tardará sin embargo, en superar el marco geográfico.
El tráfico se hallaba perfectamente organizado. Lo controlaban agentes mercantiles anónimos y sus líneas de intercambios eran varias: Europa Central, Turquía, Rusia, etc. Así como los puertos de mar.
Dos eran las modalidades que se tenía para ejercer la prostitución: en casas de lenocidio o a nivel individual, unas veces en su propio domicilio, otras, acudiendo a casas de citas. La primera de estas formas, tiene carácter público y se encuentra oficialmente tolerada. Dentro del burdel, las condiciones en que se desenvuelven su existencia es infrahumana. Nada más ingresar, las pupilas pierden todo lo que de alguna manera les pertenece y cambian de nombre. Durante el tiempo que dure su permanencia allí, utilizarán la ropa, los muebles y habitaciones de la casa que son bastante deficientes. Carecen de pecunio propio y solo puede disponer de las propinas en en ocasiones reciben de sus servicios, sin embargo, para evitar que ahorren, el ama de la casa (meretriz) les obliga a comprar ropa o cualquier capricho. Estaban obligadas a aceptar cualquier tipo de clientes y a veces recibían palizas de las meretrices. Generalmente, cuando envejecía, acababan borrachas o en la cárcel, si no habían muerto de alguna enfermedad venérea. Este tipo de prostitutas constituían una minoría dentro del mundo de la prostitución.
La mayor parte de las prostitutas corresponden al segundo tipo. La ventaja de este tipo de prostitución es la independencia que otorga a quines la ejercen acerca del cómo, cuando, con quien y por cuánto. Aunque sus riegos también eran mayores, pues no era extraño que la prostituta acabara siendo víctima de un homicidio.
Ambos tipos de prostutición tenían puntos en común. Uno de ellos eran las enfermedades. Muchas de ellas se curaban en su propio domicilio, con remedios caseros o aprendidos de la más avezadas. Otras van a hospitales, dependientes por regla general de las Diputaciones o Ayuntamientos, en los que, su estancia no podía resultar más deprimente pues se le ubicaban en salas sucias y malolientes, cuyas ventanas no servían ni para ilumina, ni para ventilar pues la cerraban rejas para evitar todo posible contacto de las enfermas con el exterior. El médico las trataba con crueldad y las maltrataba de palabra y de obra.
La prostitución fue considerado como "un mal inevitable y necesario". Inevitable porque es consustancial al individuo y necesario porque se consideraba que al perseguir a las mujeres públicas en el mundo burgués, se garantizaba la castidad y el honor de las restantes. Sin embargo, era preciso controlarlas, de ahí que con anterioridad al siglo XIX, las disposiciones oficiales persiguiera un doble objetivo: aisla a la prostituta en lugares concretos y ajustar su comportamiento a pautas que la distingan. A lo largo del siglo XIX se crearán una serie de reglamenteos para conseguir esos objetivos, siendo de gran importancial el Reglamento de 1865 y el Reglamento de la Inspección de salubridad Pública en sus secciones de Higiene de las Nodrizas y de la Prostitución de 1877. Sin embargo, la eficacia de los reglamentos eran limitada. Por lo que se buscarán nuevos medios de lucha contra la prostitución. No se tratará de eliminarla, sino de atemperar sus términos. Se intentará adoptar medidas que eviten dos problemas: el ingreso en el prostíbulo y la salida de él. Frenar áquel, atacando la trata de blancas; y facilitar éste, creando lugares donde reeducar con carácter práctico. En estos objetivos se unieron esferas públicas y privadas, e incluso, varios paises se unieron para solucionar los problemas a través de conferencias, reuniones, congresos, etc. Abordándose en ellos todos los aspectos que comportan el tráfico de blancas, así como las iniciativas tomadas para reprimirlo. Y aunque no tuvieron el éxito esperado, tampo fueron un rotundo fracaso pues de ello surgió la reforma del Código Penal español en 1904. Además los congresos favorecieron la creación de instituciones protectoras de las jóvenes, aunque la eficacia de los centros distaron mucho de lo que sus fundadores esperaban.
Por último, cabe mencionar que también hubo una vía abolicionista. Sus argumentos: atentado a la dignidad humana y atentado a la dignidad a la mujer.
FUENTE: Capel Martínez, Rosa Mª: "La prostitución en España: notas para un estudio socio-histórico" en Mujer y sociedad en España 1700-1975, Ministerio de Cultura, 1986.
Aconsejo leer también una novelita de Alejandro Dumas (hijo): La Dama de las Camelias, que cuenta una historia de amor, ya entendereis porque aconsejo leerla en esta entrada.

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